Hoy, 14 de mayo de 2025, nos han visitado los alumnos y alumnas de Alfa-college de Groningen, sus profesores/as, Anita van Hofslot, Selma Kindermans y Bert Huitsing.
Han participado en un taller colaborativo, ayudando al alumnado de Proyectos y Construcción de segundo curso de Diseño de Interiores a desarrollar nuestro Proyecto sobre el Memorial 3M.
Gracias por vuestra visita e interacción.


En realidad, a este workshop lo llamamos de una forma muy singular:
UNA COÑA QUE NO ES DE COÑA
fake-consulting-workshop
Aquí las razones de este curioso título:
Como docentes, conocemos bien los problemas que aparecen en el momento en que más de una asignatura o más de un grupo toma parte en el desarrollo de un proyecto: “que el profesor de Construcción (en este caso Asier Larunbe) me ha dicho esto, o lo otro”; “que sí que se puede hacer”, “que me ha dicho que no se puede hacer”; “que si a Eneko, al profesor de Proyectos, no le gusta esta solución”; etc.
Ante esta situación, este curso, el profesor de Proyectosse aventura a hacer lo que nunca había hecho: contarles una historia.
Y, ese día, la clase comienza así:
“Ha llegado el momento de contaros una historia. Como cuando un padre le dice a un hijo… (risas).”
Érase una vez un alumno de Proyecto Final de Arquitectura, o sea, yo mismo. Había aprobado ya el Anteproyecto del Proyecto Final, y también la fase de Proyecto básico. Empezaba a desarrollar la fase de definición constructiva del proyecto final.
Ese fue el día en el que acudí a mi primera tutoría con un profesor del Departamento de
Construcción, en concreto un buen profesor de reconocido renombre.
Al mostrar el proyecto, el profesor señaló todas las cuestiones que para él no eran posibles. Por ejemplo, en cuanto a las fachadas de vidrio de suelo a techo, señaló que resultaba un delito ecológico. Las ménsulas sosteniendo una doble fachada de lamas no las veía posibles y requirió colocar unos pilares que deshacían la fachada de arriba abajo. Tampoco veía posibles hacer unos huecos en los forjados, y solicitó colocar unos pilares que minaban el proyecto.
Salí compungido de la tutoría y me fui a casa más que resignado, viendo como se había caído todo el proyecto.



Bien es verdad que, una vez retirado de la imponente presencia que antes tenían los profesores −una presencia y autoridad que no sé cuándo hemos perdido, por cierto−; es decir, una vez me había despejado y aireado en el recorrido de camino a casa, me di cuenta de que todo era posible, el proyecto que yo había planteado y cualquier cosa que dijera el profesor. Hasta podía ser posible que el profesor me hubiera mentido. Es decir, me di cuenta de que todo había podido ser una farsa, vamos, lo que viene siendo un performance muy bien escenificado para que el alumno reaccionara e hiciera suyas las decisiones del proyecto.
¿Acaso, después en la actividad profesional, las aportaciones de los gremios en obra iban a ser más benevolentes? ¿Acaso iban a ser más verdaderas y honestas? ¿Acaso iban a ser tan paternalistas como la ayuda que nosotros brindamos al alumnado?
En realidad, aquella tutoría fue sumamente pedagógica; no hizo sino introducirme, tan solo levemente, en lo que después iba a ser la realidad profesional.
¡Muchas gracias Professor!
Aunque en realidad no sé si fuiste de gran ayuda de cara a la realidad profesional que, en el fondo, ha dejado a los arquitectos y diseñadores en obra sin ninguna autoridad. Alguna vez he llegado a pensar incluso que tantas ostias recibidas en la carrera, en vez de hacernos tan fuertes como −espero− pretendía su intención, en realidad, nos dejaron más mermados y compungidos por nuestros GRANDES maestros de cara a defender nuestra dignidad cuando saliéramos a la calle. Algo de eso también hay.
No te digo nada si tenemos en cuenta el abuso y la usurpación que se ha hecho de las capacidades profesionales de los recién titulados por parte de los profesores y catedráticos. No es necesario recurrir a datos científicos para contrastar estas afirmaciones y llegar a la conclusión acerca de la merma que todo esto ha supuesto en nuestro desarrollo profesional frente a otros gremios y profesiones que han aprovechado para tomarnos la delantera.
Porque, ¡Dios mío! ¡A algunos nos ha tocado lo peor! ¡Primero, vivir bajo la sobre-postestad de los padres y ahora perder la autoridad frente a los hijos! Y en su doble sentido, pues hemos perdido la autoridad como profesores, pero también como arquitectos y diseñadores. ¿Cuándo hemos dejado que ocurriera algo así? Como dice Nietzsche, ¿acaso hemos sido nosotros mismos los que hemos matado a Dios abusando de Él?
«¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, asesinos entre todos los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos, ¿quién quitará de nosotros esta sangre?” (Nietzsche, 2016: sección 125 p. 169)
Nietzsche, F. (2016). La gaya ciencia (Trad. J. L. Vermal) EDITORIAL TECNOS. (Texto original publicado en 1882).
Aun y todo y muy a pesar de la sangre (en ese caso la mía propia, no la de Dios), esta tutoría de Construcción fue tremendamente pedagógica e inspira la historia contada al alumnado este curso.
Es decir, una vez contada esta historia y sus figuradas razones, a nuestro alumnado le quedó claro que cualquier crítica y corrección podía no ser tan acertada, e incluso, en nuestro caso, podía ser in-intencionadamente contradictoria. Pues, de hecho, a partir de ese momento, los profesores jugamos con la amenaza de que una de las sesiones críticas podía ser fake. Por lo tanto, el alumnado tenía que asumir sus propias decisiones y el propio proyecto en sus manos. Además, y, sobre todo, comprender las dos asignaturas, Construcción y Proyectos, como un terreno no científico ni objetivable, sino ambiguo y tremendamente versátil y creativo.
Una vez se crea este caldo de cultivo en el aula, el terreno se encuentra ya abonado para realizar la dinámica con nuestros amigos de los Países Bajos. Se trata del alumnado de la sección de Construcción de Alfa College de Groningen, el cual viene a visitarnos todos los años en mayo.
Para llevar a cabo la dinámica, formamos grupos a partir de alumnado proveniente de diferentes aulas, así mezclamos personas del grupo de castellano y euskera, ¡para ponerse a hablar en inglés!
A cada grupo formado por varios de nuestros alumnos/as se le añaden dos alumnos/as neerlandeses. Los nuevos alumnos/as realizan una labor de tutorización y ayuda al proyecto que está en marcha por nuestro alumnado. Sin embargo, el grupo neerlandés tiene un cometido: uno de los alumnos/as ayuda con su aportación, por el contrario el/la otro/a realiza una aportación fake.
Esto último no es nada fácil por cierto y debe ser suficientemente bien argumentada para ser creíble. De no ser así, en caso de ser descubierto, la pareja neerlandesa será quien realice la presentación en la última hora del workshop destinada a ello.
En el caso de que sea al revés, en el caso de que nuestro alumnado no descubra quién de los dos neerlandeses ha tomado el papel fake, querrá decir que es nuestro alumnado quien debe realizar la presentación final.
Definitivamente no llevamos las cuestiones tan lejos, no podíamos, la comunicación estaba ya lo suficientemente mermada debido a las dificultades con el idioma.
No obstante, el hecho de haber mantenido durante todo el tiempo la amenaza de que algo podía ser fake o inapropiado, ha tenido efectos muy beneficiosos.
De hecho, si alguien que tratara de ayudarme con mi proyecto señalando que debo colocar un pilar en medio, y dicho pilar arruinara mi proyecto (por cierto, se trata además de una situación que aconteció en la dinámica desarrollada en más de una ocasión) ¿acaso en dicha situación no debería considerar dicha ayuda como algo fake? Sin duda alguna. Aunque para la persona que hace la sugerencia su aportación sea real (o no), en la medida en que dicha sugerencia acaba con la idea de mi propio proyecto, debo hacer el gran esfuerzo de asumir la crítica, discernirla de forma madura, a la vez que lucho con todas mis fuerzas por encontrar las razones y las motivaciones últimas de mi propio proyecto, si es que todavía mi proyecto puede permanecer en pie (estructuralmente y también conceptualmente hablando).
Es decir, la historia narrada y la amenaza permanente de que algo podía no ser real hizo que todo el mundo escuchara las sugerencias de sus compañeros/as de forma atenta. No solo eso, sino que hemos tenido que escuchar a nuestros compañeros/as de forma autónoma y responsable, asumiendo las ayudas recibidas dentro del hilo conductor de las propias decisiones del propio proyecto.
Se trata de una situación muy propia de la asignatura de Proyectos, aunque, uno se pregunta, ¿en verdad, no es también así cualquier interacción personal? ¿acaso en la vida no es todo un poco así?
Nota: este texto se ha adaptado a partir del original del siguiente libro:
Besa, E. (2024). Manual de enseñanza del proyecto. Diseño editorial.
https://bibliotecadigital.cp67.com/reader/manual-de-ensenanza-del-proyecto